Esta decisión es muy subjetiva. A algunos les gusta caminar solos mientras que otros prefieren hacerlo en compañía. Ambas formas tienen sus ventajas.
Caminar solo te da más tiempo y oportunidad de meditar y orar, de pensar en silencio y contemplar tu interior y el paisaje que te rodea sin interrupciones. No tienes que adaptarte al ritmo, las necesidades o a los planes de los demás. También te será más fácil encontrar dónde alojarte. Una persona que viaja sola tiene más oportunidades de conocer gente nueva y hacer nuevos amigos. A menudo sucede que dos peregrinos que van solos se encuentran y deciden continuar juntos. En este caso dominar otros idiomas es una gran ventaja.
Sin embargo, viajar en pareja o en grupo también tiene mucho que ofrecer. Si no tomas el camino como un desafío personal para enfrentar la soledad y la inseguridad, entonces puedes mejorar tu bienestar mental y sensación de seguridad caminando en compañía de una o varias personas. No sólo verás si sabes adaptarte a los demás y reconciliar tus necesidades con las de otros, sino que también descubrirás la belleza de compartir momentos de silencio y conversación.
Compartir con otros tus pensamientos, sentimientos y conocimientos es siempre una experiencia enriquecedora. Sin embargo, probablemente te sentirás más a gusto si conoces bien a tu acompañante y sabes que no habrá problema en adaptarse el uno al otro. Pero tampoco debes olvidar que viajar con personas que no conoces es una oportunidad ideal para cultivar el respeto mutuo y la tolerancia. Si aprendes esto no será problema caminar en compañía de personas muy distintas a ti y que hayan decidido hacer el Camino por motivos diferentes a los tuyos. El Camino nos lleva al entendimiento mutuo y nos enseña a compartir con los demás nuestra opinión y todo lo que le da sentido a la vida.
Nota: Si hay dos personas caminando, una tiene una motivación espiritual y religiosa predominante, la otra toma el viaje como una oportunidad para una caminata deportiva ligera o una aventura vacacional, entonces es muy probable que ninguna de las dos pueda vivir. a la altura de las expectativas de vivir el extraordinario ambiente del viaje de peregrinación.